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Ayuntamiento de Castrocalbón

Calzada de la Valdería

Calzada de la Valdería es la primera localidad que aparece remontando el curso del río Eria partiendo desde Castrocalbón, cabeza del ayuntamiento. Toma su nombre de la antiguas calzadas que recorrían sus terrenos, una de las cuales era conocida como "Carretera delZ obispo". 

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La localidad celebra con gran devoción el "San Antonio de enero ", el día 17. Se trata de San Antonio Abad, patrón de los animales, santo al que ofrecen un ramo de roscas. Las roscas se colocan cosidas a un armazón circular y, hasta mediados del siglo XX se hacían en los hornos caseros, aunque debido al trabajo que esto suponía, posteriormente se pasaron a comprar roscas de espuma en las confiterías. Se hacía una más grande para el centro y otras más pequeñas para los lados. El ramo se lleva por las calles y las casas, para que todos los vecinos que quisieran dieran un donativo, al terminar se sorteaba entre quienes habían colaborado.

 

Cuatro o cinco mujeres se encargan en la actualidad de su canto, que consta de varias partes que son entonadas a dos coros. La primera se denomina "entrada", y se cantaba a la puerta de la Iglesia del Salvador, antes de empezar la misa. Posteriormente ya se cantaba el ramo, con "la bailina" y "la despedida", donde se pedía al santo por la familia que había mandado la novena, se daban las gracias a los mozos, a la cofradía del santo, al sacerdote, etc. Existen dos textos para el ramo "el grande", más antiguo y "el pequeño", una adaptación más actual.  El comienzo dice así: 

"¡Oh glorioso San Antonio!

santo bienaventurado

fuisteis natural de Egipto

aquel reino tan extraño.

Seguisteis a Jesucristo

desde que oísteis nombrarlo

vuestros padres eran pobres

y religiosos cristianos.

Pero de muy corta edad

Dios los llevó y os dejaron

quedasteis con una hermana

muy triste y desconsolado"...

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En Calzada también se ofrecían ramos en Navidad, en Pascua o en la fiesta de agosto dedicada al Salvador, hoy ya solo en los recuerdos más lejanos. La perfección con la que, a principios del siglo XX, entonaban estas canciones las mozas del pueblo dio lugar al dicho "con las de Calzada no llegan, ni las de abajo, ni las de arriba". 

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Informantes: Adelina Almanza Crespo, José Almanza, Antonio Cenador Cenador, Mª Isabel García, Plácida García García, Josefa Turrado Almanza y María Villar Aldonza.

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Imagen de San Antonio Abad, conservada en la iglesia del Salvador de Calzada de la Valdería.

Fotografía: Jose Luis de las Heras Alija.

San Félix de la Valdería

Siguiendo la carretera en dirección a Pinilla de la Valdería, el pueblo siguiente a Calzada, es San Félix de la Valdería, que honra de manera especial a San Antonio de Padua, santo que tienen por muy milagroso, que contó con ermita propia donde hoy se alza la iglesia parroquial del pueblo. 

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El 13 de junio la localidad se viste de fiesta para dicha celebración. Una de las partes fundamentales de la fiesta son los ramos. Los ramos a San Antonio son ofrecimientos de personas enfermas o en circunstancias especiales, que piden al santo su sanación y realizan un ramo en acción de gracias. Constan de un armazón de madera que se cubre con pañuelos de color rojo, a los que se superponen cintas de seda que caen hacia abajo, y que van sujetas a otra en horizontal, que se coloca en la parte superior de remate. Las velas se colocan encima, en posición vertical y entre ellas se entrelazan otras cintas más estrechas y flores, suelen ser doce.  El número de estos ramos va en relación con los ofrecimientos que haya, llegando en ocasiones a realizarse seis ramos. 

Los hombres de las familias ofrecidas son los encargados de llevarlo en la procesión. 

 

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El cantar, entonado por las mozas del pueblo consta, al igual que en Calzada, de varias de partes. La primera de ellas tiene lugar antes de la misa y se denomina "la entrada":

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"En estas puertas estamos

estas humildes doncellas

aguardando al sacristán

que nos venga a abrir las puertas.

Las puertas ya están abiertas,

vamos pasando por ellas

tomemos agua bendita

y adelante compañeras"...

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"Hasta aquí hemos cantado

la entrada de este ramo

después de misa seguimos

con la vida de este santo".

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Posteriormente, al finalizar la misa, se cantan las otras partes, "el cantar":

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"Levantaros compañeras

cantando con alegría

los gozos de San Antonio

sus milagros y su vida"...

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Esta parte se encarga de hacer una repaso hagiográfico de Antonio de Padua, explicando su vida y milagros.

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El cantar continúa con otra parte denominada "la bailina", parte que se encarga de pedir la mejora de la fe, la paz en el mundo, el fin de las enfermedades, el agua para los campos, etc:

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"San Antonio tú que tienes

el corazón florecido

como una noche de estrellas

y un soto de blancos lirios.

Ruega a Dios que nos perdone

nuestras faltas y pecados

y que aumente nuestra fe

que es lo que nos deseamos".

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"Nos libres del enemigo

de plagas e insectos malos

y concédeles la lluvia

que se encuentran asfixiados."

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 Por último se canta "la despedida" o "ramo" propiamente dicho. En esta parte se pone en verso la propia ofrenda del ramo, se pide salud para las chicas que lo cantan y los mozos, el perdón por las faltas y, por último, se finaliza pidiendo al cura la bendición final:

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"Este ramo de ofrecemos

Antonio glorioso y santo

de cera, también de cintas

y de flores adornado.

Dos vecinos de este pueblo

y las chicas que cantamos

se lo tienen ofrecido

a San Antonio sagrado."

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"Te pedimos San Antonio

por los jóvenes del ramo

que cuando a ti acudan

no queden desconsolados."

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"Ahora al sacerdote,

a los cofrades hermanos

les pedimos nos perdonen

las faltas que hemos causado."

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"Pedimos la bendición

para todo el auditorio

nos la de el señor cura

en nombre de San Antonio. "

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Además de estos ramos de velas y cintas, también se confecciona otro ramo de roscas, un armazón de forma redonda, al que se van superponiendo los dulces, con dos más grandes en el centro. Este ramo de roscas se lleva por las calles, los vecinos dan un donativo y posteriormente se rifa entre ellos.

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Informantes: Adelina Almanza Crespo, Francisca Balboa Alonso, Plácida García García y María Villar Aldonza.

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Felechares de la Valdería

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Felechares de la Valdería en otro de los pueblos de referencia en la tradición oral leonesa, debido, entre otras cosas, al gran caudal romancístico que ha aportado a los estudios sobre el tema, además de conservar en el habla de sus habitantes ciertos rasgos lingüísticos propios del leonés. También en arquitectura popular ha mantenido interesantes ejemplos, entre los que destacan sus famosos pajares, que constituyen una de las imágenes más típicas del pueblo.

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El pueblo venera con gran devoción a Santa Elena, la madre del emperador Constantino. Tiene la santa una ermita humilde, aunque con un sabor muy popular, en el monte cercano al pueblo, cuyo camino constituye un agradable paseo para vecinos y visitantes.

Según relatan las gentes de esta comarca, dicha ermita perteneció al pueblo de Tabarilla, localidad que, según la leyenda, quedó despoblada debido a que un gallo puso un huevo en la torre, que había criado un brugo y, con aquel brugo, había desaparecido el pueblo. Según otras versiones de la leyenda , la localidad desapareció debido a que querían ser independientes, marchando sus vecinos para Andorra. Una vez que el pueblo desapareció, Felechares quería la santa y Pobladura de Yuso, el pueblo contiguo también la quería, ya que ambos pueblos decían ser suya. El conflicto se solucionó midiendo el terreno a pies o varas y, por dos pies, ganó Felechares a la santa.

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La festividad se celebraba el tres de mayo y, actualmente, el domingo más cercano. Tras un novenario en la iglesia parroquial, se devuelve en procesión a la santa a la ermita, acompañada de la Virgen y otras imágenes de la iglesia, que volverán a bajar al día siguiente en procesión para la iglesia.

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En la procesión se llevan los ramos, que realizan devotos que los ofrecen a la santa por favores recibidos, se confeccionan con un armazón, del que sobresalen velas y del que cuelgan cintas de seda, por el lado contrario se coloca un pañuelo rojo cubriéndolo. 

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Los que ofrecen los ramos buscan un chico que los lleve, que es el encargado de sacarlo de la iglesia, aunque en el camino se hagan relevos. Las chicas son las que se encargan de entonar el cantar de San Elena.

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Al llegar a la ermita se canta la entrada y, posteriormente, tras la misa  el cantar y la despedida. La entrada sirve de introducción a la vida de la santa, para acabar indicando que, finalizada la misa, se relatará su vida:

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"Viva este día glorioso

de la Santa Cruz llamado

que Santa Elena encontró

en el día tres de mayo.

Os queremos presentar 

dirigidos por la historia

la vida y hechos notables

de tan ilustre matrona.

La vida de Santa Elena

que vivió ochenta años

está toda entretejida

de sucesos muy contrarios.

Siendo paganos sus padres

el paganismo vivió

hasta que la luz de Cristo

su extraño error disipó.

Desde una humilde cuna,

de sus padres pobre herencia,

subió a la cima más alta

de la terrena grandeza.

Pero su más noble triunfo

su alma supo conquistar

y en veinte años alcanzó

la palma de santidad.

Con vuestra benevolencia

después de la Santa Misa

con algunos pormenores

relataremos su vida".

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En el cantar se narra la historia de la Batalla del Puente Milvio en el 312 d.C. y del hallazgo de la Santa Cruz y su reparto. La despedida se encarga de pedir por los presentes, por los que ofrecen los ramos, de solicitar la bendición etc:

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"Oh gloriosa Santa Elena

del pueblo de Felechares

todos esperan en ti

que ahuyentes nuestros pesares.

Como, pues, en aquel tiempo

consolaste a los cristianos

poniendo la Santa Cruz

como bandera en sus manos.

Y aquella cruz repartiste

en porciones por el mundo

a Felechares llegó

tu imagen de amor profundo.

A las almas de este pueblo

y a otras de las cercanías

que con muchas devoción

en tu presencia las miras.

Pues muchas de las personas

aunque fuera con trabajo

hicieron el sacrificio

de subir hasta este alto.

También los pueblos cercanos

a visitarla venimos

sudando gotas de fe

a este alto subimos".

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"Tú que mitigas las penas

tú que alivias los pesares

escucha hoy la plegaria

del pueblo de Felechares.

Por ser amiga de Cristo

y de la Cruz sacrosanta

das de todo a manos llenas

y tus gracias no se acaban.

Por eso aquí quiere estar

hasta el final de los siglos

para así poder premiar

todos nuestros sacrificios.

Confiados pues en vos

en el día de vuestra fiesta

aceptaréis con amor

nuestra singular ofrenda.

Aunque parezca muy poco

va con toda devoción

y hacéis lo que Jesucristo

premiáis el buen corazón".

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"Para todos los devotos

que han venido a esta función

pedimos a nuestra santa

que nos de la salvación.

Del Señor y de su madre

alcánzanos te rogamos

que libres de toda plaga

y peligros nuestros campos.

Cuatro devotos te ofrecen

la cera que va en los ramos

gracias en nombre de ellos

Santa Elena te damos.

Y los chicos que han venido

cada uno con un ramo

dales suerte gran señora

que no te sean ingratos.

Gracias mil a los presentes

por lo atentos que han estado

Santa Elena nos bendiga

de veras se lo imploramos.

Al señor cura del pueblo

le prestamos su misión

y a los demás asistentes

la mayor veneración.

Oh gloriosa Santa Elena

abogada de este pueblo

en el día de tu fiesta

bendícenos desde el cielo.

Bendición que al celebrante

con su cruz le suplicamos

y que todos de rodillas

con fe y amor recibamos".

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Con el fin de recaudar dinero para la fiesta de Santa Elena los chicos preparaban un ramo, en un armazón que se cubre con un mantón de tiber y al que se le cose un roscón, con rosquillas alrededor colgando, tabaco, caramelos, etc. Posteriormente se rifaba en el templete de los músicos. Antiguamente se apuntaban dos nombres en las rifas, y una papeleta en la que se ponía "rosca, rosquilla" si después de leer los dos nombres salía la papeleta de "rosca, rosquilla" se quedaba con dicho ramo.

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Imagen de San Antonio de Padua, de San Félix de la Valdería.

Fotografía cedida amablemente por Emily Pérez Cela.

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Los ramos en la iglesia.

Fotografía cedida amablemente por Emily Pérez Cela.

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Pequeño ramo de roscas de San Félix de la Valdería.

Fotografía cedida amablemente por Emily Pérez Cela.

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Los ramos en la procesión por las calles de San Félix.

Fotografía cedida amablemente por Emily Pérez Cela.

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Imagen de Santa Elena de Felechares de la Valdería en su procesión.

Fotografía: Jose Luis de las Heras Alija.

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Un momento de la procesión hacia la ermita.

Fotografía: Jose Luis de las Heras Alija.

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Los ramos saliendo de la iglesia parroquial.

Fotografía: Jose Luis de las Heras Alija.

La tradición de los ramos en Felechares de la Valdería no acaba aquí, pues para la fiesta de la patrona del pueblo, la Virgen de las Candelas, el dos de febrero, en la iglesia parroquial se canta otro ramo, en esta ocasión solamente uno. También se confecciona con cera y cintas, la ofrenda y el canto se va realizando desde las puertas de la iglesia, a lo largo de la nave hasta llegar al altar. La tradición, que estuvo perdida mucho tiempo se ha recuperado hace pocos años. 

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Por último, también hay constancia de que en Navidad se cantaba otro ramo, hoy completamente perdido.

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Informantes: Eleuteria Aldonza, Esperanza Aldonza, Elías Aldonza, María Aldonza, Antonio Aldonza e Isidro Aldonza, Teresa Ballesteros,  Isolina Carmona, Plácida García, Eulogia García, Germelina Turrado, Venancia Turrado.

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